Ya lo decía Publio Terencio en el 165 a. de Xto. : "Hombre soy, nada humano me es ajeno". Y aunque ha llovido mucho desde entonces la vigencia del aforismo queda patente en este mundo nuestro, tan globalizado como falto de coherencia. Seguimos escuchando: "¡ah eso!, a mi no me afecta, no es mi problema". Tenemos una curiosa forma de entender cuándo es nuestro problema, según la cercanía física o psicológica que quede afectada en la coyuntura. También es cierto que se aprecian movimientos esperanzadores en pro de objetivos más o menos comunes, aunque muy menudo mediatizados por necesidades perentorias a la par que básicas. Aquello que dicen los economistas de la crisis "o todos nos hundimos o todos nos salvamos", tiene muchas más aplicaciones en campos muy diversos, vamos a buscar en cuáles y ver si somos capaces de hacernos oír cuando los encontremos.
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