jueves, 26 de septiembre de 2013

Cuando

Cuando las claridades van llegando, arracimadas y puras, a borbotones a veces, solitarias las más, me tienta apostar por el autismo espiritual que sigo viendo en muchos ámbitos de mi realidad. Sí, quisiera ser una parte más del abanico de grises que destila su desidia, y así unir mi estrepitoso silencio al suyo. Es en esos momentos cuando la lucidez me viene en forma de quietud interior, aceptación iluminada de que la esencia que conforma mi experiencia vital no puede ser deformada, pues no depende para nada de lo externo. Balsámica conclusión que me retorna y me endereza. Fuerza que me empuja y me ilusiona, entonces sólo requiero su presencia pues sólo así me recobro de su fingida ausencia.

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