Acude a mi el corazón fiel, de la noche apenas desperezado, y mientras arrullo su despertar mimoso, pienso cuántas veces de la luz del sol quedó privado, cómo su sentir de mi visión quedó alejado y de su voz no quise entender a qué era convidado. Camino de sabiduría, paciente en su esencia y en su amor, siempre el mensaje lanzado, ¿por qué no quise albergarte, certeza divina alumbrando la misión? Me miras hoy como la vez primera y al instante haces y deshaces, me traes y me llevas, río y lloro con tus ojos, destino y origen de un tiempo nuevo que me busca, siempre el mismo y siempre renovado.
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