lunes, 18 de febrero de 2013

Habemus abdicatio II

Coincidiendo básicamente con los dos comentarios realizados a mi entrada del 13 de los corrientes, sólo dejar constancia que mis flechas apuntaban más allá, es decir, a la estructura misma de la Iglesia Católica, el incoherente papel desempeñado en nombre de Dios por una gerontocracia purpurada que (según numerosas investigaciones periodísticas), sigue enfrascada en numerosas luchas intestinas por el control del poder temporal en la institución, (el divino se le supone al Santo Padre), luchas que han lastrado el pontificado de Benedicto XVI, y que quizás hayan influido grandemente en su decisión de abandonar. Dejar claro también quiero que no estoy en contra especialmente del este credo, ni de ningún otro por supuesto. La libertad de conciencia que nos fue regalada, no implica una cesión en la capacidad de discriminar qué es lo que a nuestros ojos se presenta (o se nos quiere hacer ver).

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