martes, 18 de diciembre de 2012

Reyes Magos

Ya están los niños preparando sus cartas a los Reyes Magos. Recuerdo que en mi infancia era una labor sencilla (como muchas entonces), porque nuestro nivel de expectativa ante la generosidad de sus majestades era fácilmente colmable, no como ahora que parece no tener fin (hablo siempre en general, claro).  La capacidad de asombro ha ido disminuyendo en estas décadas,  y con ella cierta magia en algunos campos como en éste, donde los niñas ya no quieren ser princesas (como dice la canción) y sus padres tienen la cabeza sobre todo en las preocupaciones de cómo llegar a fin de mes. Yo, por mi parte, ya he redactado unas líneas a Gaspar, mi favorito (nada de sucedáneos lejanos como Papá Noel), pidiéndole si no es mucho menester un poquito de su sabiduría de mago para un año más dejarme ilusionar por las sonrisas de los niños al abrir sus regalos, y por su mensaje de maestría al hacerme partícipe de su forma de vivir el único tiempo valioso, el presente.


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