lunes, 17 de diciembre de 2012

Lunes

Por más lunes que lleguen sigue pasmándome sobremanera el entusiasmo desplegado por mis compañeros de trabajo en comentar la jornada futbolera del día anterior. Vaya por delante mi respeto a todos-as, a sus aficciones y pasiones, a sus sufrimientos de hinchas ejercientes, a sus alegrías colectivas en pos de un liderato liguero que se acerca. Sin embargo también he de decir que, mientras asisto impasible a la inacabable dialéctica entre madridistas y colchoneros, culés y los "manquepierda", imagino una realidad alternativa donde todo ese caudal arrollador se encauzara hacia otros puertos para mi más sugerentes: hacer que el otro descubra su propia sabiduría sin imponerle la propia, conseguir que descubra quién es realmente a través del testimonio vital que no busca nada,  acompañar su caminar sin enjuiciar sus pasos, en definitiva, AMARLE. 

1 comentario:

  1. Me siento en un paisaje similar cada lunes, o cada día que hay uno de esos 'grandes encuentros'. Aún sin comprender el forofismo que desata ver correr a unos hombres tras una pelota, respeto su forma de distraerse, o mejor dicho, de evadirse; pero al igual que tú, también sueño con una realidad distinta donde el río de la profundidad de la vida se manifieste.

    ¡Oh, juegos que entretienen... y adormecen!

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