Miro el pasado y su perspectiva y apenas siento los años y su tiranía. Cuando ya del amplio horizonte puedo testificar no soy consciente de mi atalaya y su crecida medianía. Mientras aprecio asombrado el crecimiento imparable de infantes que hace nada vi nacer sopeso el mío propio y su desmesura. Así, junto al misterio recogido, interrogo al cielo y con avidez lo reclamo: ¿dónde fueron tantos esfuerzos invertidos, tantas horas de lucidez declarada, tantos versos al viento derramados, tantas lágrimas con sus ecos escuchadas, tantos hermanos en el camino junto a otro ramal despedidos y ahora añorados?
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