miércoles, 29 de mayo de 2013

Libre

Liberado al fin de la pesarosa búsqueda, empeñado en pedir al olmo lo que su naturaleza florear le impedía, descansa el alma agitada desde playas abisales recobrada.  Abandonada la culpa tras la senda de años de ignorancia activamente cultivada, puedo sentir dónde el error estuvo, en un pensamiento falaz siempre prendido. Nunca pude ver en mi los grilletes, pues separación los sentidos me mostraban, en pies y manos los llevaba y nadie me dijo qué puertas derribar ni con qué arietes.  Una vez más un hermano al recate acudió, y siendo divino su amor, en él mi inocencia se reveló, donde ya no pude mantener por más tiempo el velo sin rasgar, y aunque tupido en su engaño quiso perdurar,  ya la plaza estaba rendida aún antes de la batalla comenzar.

2 comentarios:

  1. Nos cuesta sentirnos inocentes y esa es la llave para ir soltando cadenas, para romper velos, para retirar miedos y vivir con más plenitud.
    Hubo un Ser, sigue estando ahí..., sigue curando a los ciegos, dando movimiento a los paralíticos, resucitando cadáveres. Yo siento su Presencia con fuerza en los momentos de incertidumbre. Y sé que siguen, siguen sus milagros ocurriendo cada día.
    ¡Cómo te necesitamos Hermano.!

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    1. El hecho de atrincherarnos en creencias que ya no nos sirven puede mantenernos bloqueados en un estado de dualidad dejando así en nosotros un constante estado de enjuiciamiento, de tal manera que consideramos ‘ bueno‘ o ‘positivo‘ todo aquello que creemos y respaldamos, y ‘ malo‘ todo lo demás.

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