Estuve ayer en la presentación del nuevo libro de Raúl Rodríguez, en Basardilla, el pueblo de Segovia donde vive. Lo cierto es que aunque me costó un poco decidirme a ir, la experiencia fue muy gratificante. El acontecimiento y su protagonista nos reunió a personas de varias provincias, amigos, colaboradores, convecinos, admiradores todos del escritor y su obra. Instalados en el coqueto Centro Social del pueblo, aunque el día trajo lluvia y tiempo desapacible, pronto la magia de la presencia de Raúl y el susurrante acompañamiento a la guitarra a cargo de un amigo, nos hizo olvidar que el mundo seguía girando ahí fuera, mientras iba desgranando capítulos de la obra, que a modo de diario que abarca todo un año, nos hace partícipes una vez más de un viaje personal a la introspección exquisita que cultiva con maestría. Dejo el enlace de una presentación con la que se inició el acto, bella en su sencillez, maravillosa en su profundidad. Enhorabuena Raúl, lo has vuelto a conseguir.
Gracias por tus palabras Eduardo.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Raúl.
Sí, bonito fue el encuentro, acogedor y familiar. La magia la pusieron las páginas leidas por Raúl, la película realizada por Juan Carlos, la música de esa guitarra que sonaba...¡cómo sonaba...! y sobre todo, sobre todo, el conjunto de amigos, almas unidas en un abrazar a este nuevo libro que llega.
ResponderEliminarNos sorprende el comprender cómo lo necesario en cada momento, lo tenemos al lado. Nos sorprende la sencillez, la belleza que de ella surge.
Hoy, ya pasados unos días, ya leídas algunas páginas, puedo decir que en el juego sencillo del devenir de cada día, de lo que la vida va dejando, se va encendiendo más de una candela para poder leer en un lenguaje que va más allá de lo escrito. El autor nos presta sus ojos, su mirada... y eso es mucho.