sábado, 29 de diciembre de 2012

Angeles

Quién no ha oído o ha expresado esta frase junto a la cuna de un bebé: ¡qué carita de ángel!  Sin embargo no parece tan frecuente oirla respecto de un adulto. ¿Nos cambia tanto la cara, aparte de la nariz, barba, arrugas, ojeras, etc. ?  ¿O es la capacidad de percibir la que se altera? Nada ha variado, esa inocencia, esa luminosidad, esa pureza, esa coherencia total, todo eso que traemos de serie a este mundo sigue con nosotros, nos acompaña por más años o vicisitudes atravesemos, y hay una fórmula infalible para seguir apreciándola en el hermano/a: mirarle siempre desde el corazón.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario